Aquí, Madrid, mil novecientos
Cincuenta y cuatro: un hombre solo.
Un hombre lleno de febrero,
Ávido de domingos luminosos,
Caminando hacia marzo paso a paso,
Hacia el marzo del viento y de los rojos
Horizontes –y la reciente primavera
Ya en la frontera del abril lluvioso...-
Aquí, Madrid, entre tranvías
Y reflejos, un hombre: un hombre solo.
-Más tarde vendrá mayo y luego junio,
y después julio y, al final, agosto-.
Un hombre con un año para nada
Delante de un hastío para todo.
Ángel González.
* * *
Aquí, Barcelona, enero
de dos mil ocho: un hombre en todos.