Friday, June 29, 2007

LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS

Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

WISLAWA SZYMBORSKA

(Versión de Abel A. Murcia)


Es genial, genial, genial, genial...

Monday, June 25, 2007

Aprendiendo a amar el jazz

Día: 20 de junio de 2007
Lugar: Sala de actos del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona
Conferenciante: Ricard Gili, trompetista de La Locomotora Negra
Público: 222 personas
Motivo de la convocatoria: "De Nova Orleans a Barcelona. Un recorregut per la història del Jazz"
Resultado: 222 personas felices, disfrutando de la música, comprendiendo la música, viviendo la música y con ganas de más música.
Gracias a:
- Julian Vaughan: por ser un batería enorme y por enseñarnos que el blues es la vida y que la vida es blues.
- Nono Fernández: su contrabajo y su sonrisa fueron un bálsamo para el auditorio.
- Ricard Gili: con su arte, energía y sentido del humor, supo transmitir su entusiasmo y amor al jazz a los asistentes hasta convertir en "negros" incluso a los "blancos más recalcitrantes".

Sunday, June 24, 2007

Que sabio es este taxista...(de ni libre ni ocupado)

14 Junio 2007
El buen virus
- Me lleva a... ¡un momento!. Esa canción...
- Bohemian Rhapsody, de Queen.
- Es... buenísima, tío. ¿Podrías subirla un poco?
El tipo cerró la puerta con entusiasmo. La canción no había hecho más que empezar, con esos acordes lentos, suaves y empalagosos de cualquier balada al uso.
- Por cierto, no te he dicho dónde vamos: calle San Bernardo, a la altura de Noviciado.
- Bien... - dije iniciando la marcha.
- Eh... perdona... ¿podrías subir el volúmen un poco más?.
Tras atender con gusto su petición, nos dispusimos a escuchar en silencio, acompañando la música con tímidos movimientos de cabeza mientras cada uno interpretaba a Freddy Mercury para sus adentros. Un par de estrofas después, in crescendo, comenzamos a mover los labios susurrando su letra.
Segun cambió el ritmo de la canción, el usuario (algo más confiado) comenzó a seguir el compás golpeando la mano contra su pierna. Luego le siguió una nueva parte vocal, y aquellos susurros se convirtieron en voces cantadas a pleno pulmón...
Reconozco que su entusiasmo me llevó a cantar con él con tal compenetración que acabamos interpretando el siguiente duetto:
Usuario: ¡Galileo!
Taxista (osea, yo): ¡Galileo!
Usuario: ¡Galileo!
Taxista: ¡Galileo!
Usuario: ¡Galileo figaro...!
Ambos: Magnifico-o-o-o-o... (esta parte nos salió un poco mal).
Usuario: I'm just a poor boy and nobody loves me
Taxista: He's just a poor boy from a poor family
Ambos: Spare him his life from this monstrosity.
Vamos, cual Mundo de Wayne... Esta anécdota me ha llevado a otra de tantas reflexiones simpulso:
No necesito ganar las próximas Elecciones Generales, ni dirigir una gran ONG para cambiar el mundo. Soy taxista, y eso me basta para arrancarle una sonrisa a una media de veinte usuarios diarios. Si al bajar de mi taxi mantienen esa sonrisa hasta llegar a su oficina, o a su casa, entonces habré cumplido mi objetivo: el virus se extenderá según el llamado Efecto Mariposa.
Pero mi revolución altruista aun puede llegar mucho más lejos: cuando un usuario se baja de mi taxi en el Aeropuerto con esa sonrisa en la boca, su mueca viajará (en business o en clase turista, no importa) al otro lado del planeta, extendiendo así el virus a cualquier punto del planeta, sin siquiera ser detectado por ningún arco de seguridad.
Los Políticos más influyentes podrían, si quisieran, extender este virus en directo a millones de personas a través de cualquier medio de comunicación. Yo, sin embargo, lo extiendo más despacio; tampoco tengo prisa….
La idea no es mía. Ya lo dijo Arquímedes allá por el año 250 antes de Cristo: “Dame un taxi de apoyo, y moveré el mundo”.